¿Por qué la Collalba Rubia cría en nuestras viñas?
La collalba es una de las aves más bellas y singulares que podemos encontrar en el viñedo del Marco de Jerez. Elegante como pocas, pertenece al clan de los muscicápidos (Muscicapidae), una amplia familia de aves insectívoras de pequeño tamaño y alas relativamente largas, patas cortas, pico ancho y corto que les permiten la caza en vuelo de insectos, típico de papamoscas. Es característica su dificultad para andar por el suelo y su posición erguida al posarse.
Su nombre vernáculo es curita o culiblanco, por el color blanco de la cola y el obispillo. Pero el nombre científico tiene un origen más que curioso… ¡además de muy jerezano! Oenanthe viene del griego antiguo Oen (vino) y anthe (flor), de manera que el nombre latino hace alusión a que estas aves regresan en su migración a la Hispania mediterránea “cuando las vides florecen”.
La collaba rubia se alimenta de insectos que captura en el suelo o en vuelo, como otras collalbas. Sobre todo, preda coleópteros (escarabajos, mariquitas, gorgojos, carcomas, barrenillos, luciérnagas, etc.); lepidópteros (mariposas diurnas y nocturnas, polillas, esfinges, pavones, etc., incluidos sus diferentes estados de desarrollo vitales como huevo, oruga o larva, pupa y adulto); ortópteros (saltamontes, grillos, langostas, etc.); dípteros e himenópteros (moscas, mosquitos, abejas, abejorros, avispas y hormigas). Suele atrapar presas de mayor tamaño que otras collalbas, y los saltamontes (Caelifera) y grillos (Gryllus campestris) les atraen especialmente, al igual que la lombriz de tierra (Lumbricidae spp.). Como es una especie netamente mediterránea, su alimentación insectívora se adapta a la disponibilidad de presas que haya en su zona, encontrando en el viñedo un amplio menú y, como contrapartida, se ofrece como eficaz antiplagas.
Y es que, cuando una viña está en equilibrio ecológico, algunas especies sirven para controlar a las demás, como es el caso del culiblanco; se produce entonces un equilibrio trófico que hace más difícil que se produzcan “explosiones” poblacionales de determinadas especies, porque sus predadores naturales se encargan de que aquellas no se disparen.
Cuando el campo se trata químicamente en exceso, esta regulación trófica desaparece: podemos matar a la especie plaga, pero también a las especies predadoras y que son aliadas del cultivo, de manera que llega un momento en el que la viña está completamente indefensa ante viejas y nuevas plagas, o ante aumentos de población de especies desconocidas y para las que no hay tratamiento conocido o previsto en la viña. Por eso, reducir los fitosanitarios permite que la fauna asociada trabaje “gratuitamente” para nosotros y regule el crecimiento o proliferación de posibles plagas y enfermedades, sólo a cambio de alimento y cobijo.
Si no hay invertebrados, cobertura vegetal con plantas ruderales y flores, no hay vida (ni dentro de la uva ni fuera, en la viña). En ese caso, no habrá collalbas, alzacolas, pardillos, zarceros o mosquiteros, que mantienen a raya a estos invertebrados y actúan como un termómetro bioindicador de la calidad y salud de lo que nos estamos comiendo (y bebiendo).
Por esto y por mucho más, Tío Pepe tiene como guardaespaldas un ejército alado comandado por la collalba rubia y formado por currucas, zarceros, tarabillas, mosquiteros, pardillos o alzacolas.
El culiblanco es típico de medios abiertos y secos. Frecuenta zonas deforestadas, eriales con escasa cobertura herbácea y arbustos dispersos, así como viñedos, olivares, almendrales y bosques abiertos (dehesas). De ahí que elija viñedos con mucha calidad ambiental para criar, ya que el viñedo es un hábitat antrópico (hecho a mano por el hombre) pero que, bien gestionado, funciona como un “minibosque mediterráneo” que ofrece sombra estival, escondites para anidar en las cepas e insectos para comer entre sarmientos y albarizas.
Es el caso de la Viña La Canariera, donde podemos disfrutar observando la collalba rubia, de tamaño pequeño y aspecto elegante. Los machos muestran un marcado contraste entre el negro de las alas y la máscara facial y los tonos blancos-ocres del dorso y vientre. Las hembras son mucho más discretas que los machos, presentando un plumaje más pardo y tenue.
Existen dos variedades con coloración diferente en la garganta, en un caso blanca y en otro, negra. Estas aves presentan variedad en su plumaje, con un morfo de garganta negra y otro de garganta blanca, que se aprecia muy bien en los machos y menos en las hembras. Al culiblanco no debemos confundirlo con su prima, la collalba gris, de la que se diferencia por la ausencia de máscara facial, sin lista superciliar y por el diferente diseño de la cola, más blanco en los bordes.
Suele utilizar posaderos algo elevados para lanzar su canto y delimitar su feudo; ramas de árboles, alambres de los líneos o ramas altas de vides. Si paseamos por Pago Carrascal, la delatará su inconfundible reclamo sonoro, que sucede estrofas rápidas y chirriantes con trinos acelerados y agudos. Emite reclamos cortos, con varios silbidos y chasquidos.
La forma del pico -una “pinza” con la punta ligeramente curvada- nos indica sus hábitos. Antes y durante la migración también consume pequeños frutos, especialmente a finales del verano. Se trata de un migrante transahariano; es decir, pasa el invierno en el Sahel, cruzando bosques, sabanas, desierto del Sahara y el Estrecho de Gibraltar para criar en nuestros viñedos y bosques. Con tan sólo 15 gramos de masa corporal, realiza desplazamientos de más de 4.000 kilómetros en sólo unos días, regresando a sus cuarteles de invierno cada año sin más ayuda que su fuerza.
Los primeros individuos llegan de África en marzo, permaneciendo en nuestra provincia hasta septiembre, aunque aún en octubre se ha podido observar algún ejemplar.
Manejando el viñedo de forma tradicional -ecológica o integrada- primando el laboreo mecanizado y reduciendo al mínimo fitosanitarios y venenos, estaremos criando uvas sanas en un hábitat lleno de vida, y gozaremos de la presencia de este bello y eficaz controlador de plagas.
Juan Martín Bermúdez
Consultor Ambiental
Septiembre 2020